Introducción.
En los primeros años de vida, los niños y niñas representan un grupo biológico de gran demanda nutricional por su velocidad de crecimiento, sus elevados y específicos requerimientos nutricionales y sus características inmunológicas.
Los primeros meses de vida se consideran un período de “gestación extrauterina” que merece cuidados especiales: en el mundo externo deberían reproducirse las condiciones intrauterinas (sostén, contacto íntimo y prolongado, alimentación específica). Es así como la naturaleza ha desarrollado un alimento propio e ideal para la especie: la leche humana.
A esta etapa le sigue otra, apropiada para la incorporación de nuevos alimentos que “complementan “ la lactancia materna. Este debe ser un proceso paulatino de introducción de alimentos complementarios inocuos y saludables.
Más tarde, en la edad escolar, la alimentación de niños y niñas es de gran importancia para el logro del desarrollo pleno de sus potencialidades de aprendizaje, lo que les posibilitará el ejercicio de sus derechos. Los años escolares son para el niño y la niña una etapa muy importante, tanto para el desarrollo y la formación de su personalidad como para su crecimiento físico.
La etapa escolar es fundamental para la socialización de los niños, quienes encuentran en la escuela otros mundos, posibilidades y experiencias.
La alimentación es una parte de su estilo de vida y puede ser mejorada. Si los niños y las niñas pudieran adquirir en la escuela un estilo de vida saludable se lograría que adoptaran pautas de comportamiento duraderas que les servirán para toda la vida.
Los maestros constituyen un valioso recurso que la comunidad tiene para elevar la calidad de vida de la población. Las actitudes se forman temprano en nuestras vidas por fuerzas culturales, emocionales y sociales. Las familias, amigos y maestros influyen en las creencias sobre lo que es y no es aceptable.
Los docentes, como miembros clave de la comunidad educativa, tienen un importante papel en el desarrollo de las potencialidades de cada uno de sus alumnos. Una alimentación adecuada es requisito para que esas potencialidades se expresen. La escuela es, sin duda, un ámbito en el que los aprendizajes trascienden lo meramente intelectual y tienden a generar modelos de identificación.
Situación Nutricional de los niños en Argentina.
En nuestro país, se llevó a cabo entre octubre de 2004 y julio de 2005 la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNyS) realizada por el Ministerio de Salud y Ambiente de la Nación, ya que si bien existen estudios orientados a registrar el estado nutricional de la población materno infantil, son de escasa representabilidad nacional y regional, y por ende de baja comparabilidad.
Los objetivos de este estudio transversal descriptivo fueron obtener información sobre el estado nutricional de los niños de 6 meses a 5 años, mujeres de 10 a 49 años y embarazadas, además de cuantificar la magnitud de los problemas nutricionales y sus factores asociados y contribuir a la construcción y ajuste de políticas de estado sobre nutrición, salud y alimentación.
De acuerdo a los datos preliminares de la misma, la situación nutricional de los niños menores de 6 años en Argentina se caracteriza por un aumento de la prevalencia de sobrepeso y obesidad, desnutrición del tipo crónico que se manifiesta con un retardo del crecimiento de la talla respecto de la edad, además de existir deficiencias de micronutrientes, como hierro, calcio, zinc, ácido fólico vitaminas D, en niños aparentemente sanos.
Esta situación continuará en la edad escolar si no se realizan intervenciones adecuadas y tendrá graves consecuencias en la edad adulta, con aumento de patologías crónicas no trasmisibles tales como diabetes, dislipemia, hipertensión, además de la disminución del coeficiente intelectual y de la capacidad de trabajo, y mayores costos de salud.
El Quiosco Escolar:
Muchas escuelas cuentan con un quiosco escolar que usualmente administra la Cooperadora o la escuela misma, o los alumnos de los últimos años. Generalmente, ese quiosco está provisto de caramelos, chupetines, pastillas, galletitas, alfajores, productos de copetín, gaseosas, jugos artificiales, etc. A menudo, para abaratar costos, se comercializan marcas de baja calidad.
Aunque no se considere así, muchas veces el quiosco constituye un problema. Los chicos comen muchas golosinas antes de la hora del almuerzo y después no tienen hambre. Generalmente, consumen caramelos y pasan varias horas antes de que se cepillen los dientes, por lo que es muy probable que se favorezca la aparición de caries dentales. En algunos casos, en la escuela hay alumnos que no pueden consumir lo que venden en el quiosco, por ejemplo, si padecen diabetes o son celíacos, y no se les ofrece ninguna opción.
Además, este tipo de alimentos contribuyen a empeorar la situación nutricional descripta anteriormente en nuestros niños, ya que los alimentos ofrecidos en el quiosco se caracterizan por poseer un elevado contenido de grasas, especialmente grasas trans y saturadas, hidratos de carbono simples, sal (en el caso de prod. de copetín). Esto favorece el sobrepeso y dificulta la instalación de hábitos saludables de consumo.
En muchas provincias de nuestro país se están implementando leyes para “prohibir” la comercialización de este tipo de alimentos en las escuelas. Esto puede ser una opción, pero desde mi punto de vista, antes que la prohibición es necesario abordar desde la escuela la temática de la alimentación saludable, y trabajar en forma conjunta alumnos, maestros y padres para llevar a cabo acciones, como por ejemplo transformar a los actuales quioscos escolares en verdaderas opciones de alimentación saludable para que los niños puedan consumir en los recreos alimentos que les aporten los nutrientes necesarios para un buen rendimiento escolar, y para conservar un adecuado estado de salud.
Asimismo es necesario evaluar las posibilidades y dificultades de implementación del quiosco saludable, ya que pueden surgir problemas relacionados con la conservación e higiene de alimentos frescos, así como con el espacio que se dispone para el quisco pudiendo no ser apropiado para ofrecer este tipo de alimentos, etc. Todos estos aspectos deben ser analizados, para evitar que se presenten obstáculos al momento de llevar a cabo esta iniciativa.
Otro aspecto importante es que se incorpore dentro de la currícula escolar el tema de alimentación, y contar con el apoyo del profesional nutricionista que colabore con los docentes en la implementación de talleres de educación alimentaria.
El período escolar es especialmente receptivo para el aprendizaje, parte del cual se transmite y multiplica hacia los hogares. El ambiente escolar a la vez es un modelo en sí mismo para la formación integral del niño. En la medida en que el ambiente escolar se encuentre alineado con estilos de alimentación sanos estará contribuyendo a la mejor formación de hábitos alimentarios perdurables, que implica en definitiva una mejor calidad de vida.
Propuestas para trabajar en clase:
A continuación se enumeran algunas actividades que se pueden llevar a cabo para comenzar a transformar los quioscos escolares, todas ellas requieren la participación plena de alumnos, maestros y familia:
- Concurrir con los alumnos a observar lo que se vende en quiosco, y elaborar una lista.
- Con la lista de productos vendidos en el quiosco, analizar la calidad de la oferta.
- Los chicos pueden proponer otros alimentos para que se vendan en el quiosco.
- En esta actividad se puede involucrar a las familias para que aporten, por ejemplo, frutas frescas para vender diariamente en el quiosco de la escuela.
- Ofrecer dos veces por semana el “quiosco fresco” y entonces brindar: jugo de naranja exprimida, frutas frescas de estación, ensalada de frutas, yogur, cereales, etcétera.
- La provisión, administración y propaganda de los productos que se venden en el quiosco podría estar a cargo de los alumnos de años superiores. Se pueden elaborar carteles en los que se promocionen “nuevos productos” del quiosco y difundir su consumo en la escuela.
- Todos las acciones anteriores deben ir acompañadas de un profundo trabajo en educación alimentaria nutricional.
Una reflexión final.
La escuela debe generar actitudes que favorezcan un estilo de vida saludable en el cual una alimentación adecuada forme parte del concepto integral del derecho a la salud. La responsabilidad del ejercicio cotidiano de un estilo de vida saludable es, definitivamente, de los padres, a quienes se espera que los docentes inviten a participar con el objetivo de elevar la calidad de vida de sus hijos.
La participación de la familia en este tema relacionado con la nutrición, como en muchos otros, será decisiva ya que los niños, generalmente, no son los que se ocupan de decidir qué se come, cuándo se come y de qué manera se preparan los alimentos. Los adultos de la casa, la madre o los dadores de cuidados son los que organizan estas actividades. El niño puede tener conocimientos importantes sobre alimentación saludable, pero en la medida en que estos conocimientos no sean compartidos con su grupo familiar, tendrán muy pocas posibilidades de convertirse en modificaciones efectivas de hábitos y costumbres. Los hábitos se adoptan progresivamente, la imposición de un hábito en reemplazo de otro tendrá poco impacto en el largo plazo y no será duradero.
También, resulta de vital importancia que los maestros cuenten con información apropiada sobre alimentación, porque si bien el hecho de alimentarse es un hecho cotidiano atravesado por variables culturales, históricas, familiares, de preferencias individuales, económicas, etc., es necesaria una reflexión crítica fundamentada en el conocimiento, que algunas veces avale las prácticas y que otras facilite la toma de conciencia y la modificación de esas variables. Es por ello, que se requiere que los maestros reciban el apoyo de nutricionistas, profesionales idóneos en el tema.
La información que habitualmente circula sobre alimentación y nutrición suele estar apegada a modelos sociales no siempre saludables, como las que surgen de dietas para adelgazar, conceptos que muchas veces se trasmiten como lo adecuado para niños sanos cuando en realidad sólo lo son para personas con problemas de obesidad.
Otro mito que suele estar presente a la hora de pensar en alimentación saludable es que “comer bien es caro”. Esta creencia no siempre está fundamentada en datos de la realidad. Trabajar con los alumnos y con la comunidad sobre el costo de los alimentos y su valor nutritivo ayudará, además de a desarrollar habilidades para el cálculo, a observar que comer bien no siempre es más caro.
Muchas veces las intervenciones necesarias para introducir estilos de vida saludables son muy simples y se relacionan con varios contenidos curriculares. El abordaje del problema y las acciones preventivas sólo resultarán exitosos mediante estrategias de intervención integrales, oportunas, sostenidas y eficaces
Agua para la sed
Para reflexionar y empezar a cambiar dulce por sano
- Si un niño sano rechaza tomar agua pura, simplemente es porque no tiene sed. Cuando un niño tiene sed (y no sólo “ganas de tomar algo”) acepta el agua pura. Es importante instalar el hábito de beber agua fresca.
- Los niños dicen que tomar agua no les gusta cuando tiene la opción de tomar otras bebidas dulces de elaboración industrial.
- Los niños conocen estas bebidas y las piden desde muy pequeños porque los adultos se las ofrecen. También por imitación de su entorno familiar o por presión publicitaria o social.
- Estas bebidas suelen ser ricas en energía pero pobres en otros nutrientes esenciales.
- Los azúcares que contiene se consideran calorías “vacías” y desplazan la ingesta de alimentos con nutrientes de mejor calidad e imprescindibles para su crecimiento y desarrollo madurativo.
- Las bebidas dietéticas suelen tener azúcares en cantidades reducidas pero mantienen el hábito de consumo de bebidas industriales.
- Los niños, sobre todo los más pequeños, tienen predilección especial por las bebidas dulces. Los padres, los adultos y las instituciones responsables que los cuidan deben estar informados sobre los potenciales trastornos causados por el consumo excesivo de este tipo de bebidas.
Extraído de la revista de la Sociedad Argentina de Pediatría.
Bibliografía.
1. Torresani ME. Cuidado nutricional pediátrico. Eudeba, Buenos Aires, 2001.
2. Ministerio de Salud y Ambiente de la Nación. Dirección de Salud Materno Infantil. Guías alimentarias para la población infantil. Consideraciones para los equipos de salud. 2006.
3. Ministerio de Salud y Ambiente de la Nación. Dirección Nacional de Salud Materno Infantil. Encuesta Nacional de Nutrición y Salud. Documento de Presentación, 2004. Consulta en línea: www.msal.gov.ar/htm/site/ennys/
4. UNICEF. Nutrición, desarrollo y alfabetización. Una propuesta integradora en favor de la infancia. Buenos Aires, 2004.
5. Elmo M., Piazza, N. Agua para la sed. Arch.argent.pediatr 2003; 101 (2) / 161ª.
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