Estos meses se ha producido una actividad novedosa para el conjunto de los profesores de Educación Física: hemos participado de un modo o de otro en una discusión sobre la inclusión de nuestra área en el marco legal regulatorio de la educación nacional.
Decíamos en la Editorial del Nº 2 de La Pampa en movimiento:
“También se pretende este año presentar una nueva Ley de Educación y para ello, desde el Gobierno Nacional se ha convocado a una discusión. No parece que en los términos de este llamado hubiera tiempos y condiciones para garantizar una verdadera discusión.”
La convocatoria oficial implica un reconocimiento del fracaso de la Ley Federal y el sistema educativo emergente de su puesta en marcha. Aún no queda claro si se está poniendo en cuestión la ideología que animó esas reformas. Si bien las dificultades de la educación superan la vigencia de una u otra ley, la discusión de un nuevo marco legal podría ser una oportunidad para un auténtico debate nacional sobre la injusticia educativa y sus verdaderas razones, que deben ser buscadas en la realidad social excluyente que se ha construido en los últimos años, de lo que la Ley Federal de 1993 no estuvo al margen. Incremento de la desigualdad educativa, desestructuración del sistema, precarización del trabajo docente, fueron algunas de sus consecuencias.
Pero la oportunidad de la convocatoria, cercana a un período electoral y luego de tres años de gobernar sin movimientos previos, junto a los escasos márgenes para la discusión pone en duda su alcance real.
De todos modos, entre los profesores de Educación Física se ha producido un fenómeno novedoso, desde muchos lugares nos hemos puesto a debatir los significados de la mención del área en la ley y los efectos posibles sobre nuestra tarea en los procesos educativos. Se ha dado una discusión que acrecienta la conciencia política de los profesores. Se han producido numerosos documentos en muchos puntos del país, se generaron debates, reuniones y presentaciones ante las autoridades. Un nuevo lugar puede ser construido para los profesores de Educación Física si somos capaces de sostener con nuestra práctica la demanda por una participación más democrática de la Educación Física en la escuela. El valor de las palabras, los términos utilizados para designar espacios dentro del sistema educativo, la historia de configuración de las prácticas y las representaciones han estado en la conversación de los colegas de un modo nuevo, aunque aún insuficiente.
No todos han participado en las discusiones. Algunos se marginan desde la posición de denuncia de las debilidades de la convocatoria, otros por el desinterés o la desconfianza ante la previsible manipulación de los aportes. Confluyen ambos a restar potencia a la elaboración de un nuevo lugar para la Educación Física en los próximos años.
Agregábamos en la revista:
“Por el momento notamos que en los documentos oficiales para el debate, la Educación Física no tiene una posición que supera la visión funcionalista y subsidiaria que estaba presente en la Ley Federal. Se requiere de diseñar los mecanismos para que el área se ponga a debatir y proponer otras ideas, con la fuerza suficiente para hacer oír nuestra voz.”
El Anteproyecto de Ley, segunda etapa en la propuesta gubernamental, muestra que los aportes que hemos realizado no han sido tomados en cuenta y muchos componentes ideológicos y políticos de las leyes anteriores (en particular de la Ley Federal) se mantienen en esta instancia.
Las líneas principales de nuestras demandas giraban en torno de:
· La desaparición de la Educación Física como área de contenidos escolares. Esto quedaba visible tanto en la ausencia del término que designa el área y su reemplazo por eufemismos peligrosos que abren el camino a la presencia en la escuela de personas sin preparación para estas tareas, como por la desvalorización de las actividades o prácticas de la cultura corporal como contenidos valiosos.
· La repetición de fórmulas biologistas, dicotomizadoras del alumno, ligadas sólo a la salud como un problema orgánico
· La práctica deportiva como una presencia reproductiva del sistema de competencias gobernado por el mercado y sometido a las arbitrariedades de las conducciones políticas del deporte, quitando al sistema educativo del gobierno de la enseñanza de un contenido de alta significación social
· La ignorancia de las reales necesidades de espacios y elementos específicos para el ejercicio de la enseñanza de la Educación Física
· La no determinación de la prioridad del Estado para garantizar la obligatoriedad de la enseñanza de la Educación Física en todos los niveles y modalidades del sistema ni del tiempo mínimo que esté acorde a las necesidades sociales de lucha contra el sedentarismo.
En el Anteproyecto de Ley se mantienen esos mismos problemas, lo cual evidencia una falta de voluntad para incorporar los aportes brindados por los profesores o una falta de fuerza política en nuestros reclamos y también la escasa preocupación por parte de las autoridades para actualizarse en las producciones académicas en el campo de la Educación Física. Es necesario, en esta etapa, mostrar una presencia en todos los lugares posibles para hacer oír nuestra voz y, junto a los demás miembros de la comunidad educativa, participar para ampliar la democracia en la escuela y en la sociedad. Ello no excluye el intento cotidiano por la valoración de los contenidos de la cultura corporal y los derechos de los niños y jóvenes a su apropiación y disfrute, en el contexto de una escuela saludable, generando de ese modo la posibilidad de la lucha por un pueblo más sano y más feliz.
La discusión y la organización por estos temas exceden la formulación de una ley y forman parte de la tarea cotidiana por el mejoramiento de la Educación Física en la escuela, es decir, de la vida de nuestros niños y niñas, nuestros jóvenes, adultos y el pueblo todo.
A partir del Anteproyecto de Ley de Educación Nacional, afirmamos que quedan pendientes:
· La discusión acerca de la posibilidad de conformar una modalidad para la Educación Física, así como ocurre para la Educación Artística, para garantizar una enseñanza coherente de los contenidos del área en todos los niveles y modalidades y que pueda proponer a la sociedad escuelas secundarias en las que los adolescentes elijan una intensificación de las actividades corporales
· La mención como área de contenidos culturales significativos en todos los niveles y modalidades y su obligatoriedad, sin estar pegada a conceptos dualistas o funcionalistas que encierran una peligrosa parcelación de los sujetos
· El derecho de los niños y jóvenes a recibir clases de Educación Física con profesores preparados para ello, más allá de dudosas propuestas para el tiempo extraescolar
· La especificación y jerarquización de la formación docente, defendiendo el Nivel Superior y la articulación entre las instituciones de formación y las universidades.
Si bien las leyes por sí mismas no imponen prácticas, articuladas con las políticas públicas, influyen sobre aquellas reforzando tradiciones o por lo contrario, alentando prácticas inclusivas, inscriptas en procesos sociales de profundización democrática. Por ello, el modo en que se presente la Educación Física en la nueva Ley y en las políticas gubernamentales marcarán el aliento a las propuestas renovadoras de la Educación Física o nos pondrán en un lugar conservador, desjerarquizado, antidemocrático y sometido a la voluntad del mercado deportivo.
Los docentes del área debemos asumir nuevos compromisos frente a este desafío, madurando como campo académico y constituyendo identidades ligadas a la revisión de nuestras prácticas a la vez de la pelea por mejorar las condiciones de trabajo.
Para ello necesitamos coordinación para tener presencia y constituirnos en interlocutores válidos y legítimos frente a los gobernantes.
Sobre la Educación Física como modalidad
Sabemos que muchos jóvenes de nuestro país disfrutan de las diversas actividades corporales, las necesitan como parte de su formación cultural y merecen que el Estado a través de las escuelas, les ofrezca una propuesta de calidad.
Con la misma lógica de Educación Artística, podrían implementarse escuelas secundarias con orientación en Educación Física en sentidos amplios. Podemos imaginar escuelas secundarias:
· de proyecto deportivo, en las que los chicos eligen itinerarios deportivos a partir de una formación amplia, con circuitos competitivos a nivel local y becas del estado para aquellos que decidan continuar su carrera deportiva en otros ámbitos
· de vida en la naturaleza, con calendarios amplios de salidas y toda una centralidad puesta en la investigación y acción en relación con el turismo y el medio ambiente, incluyendo la acción comunitaria
· de "las artes del movimiento" con la enseñanza de las disciplinas circenses, actorales y de expresión corporal, la posibilidad de formar elencos que, a partir de investigar, actúen a nivel comunitario como animadores sociales
· de juego, donde los alumnos tengan horas dedicadas a la investigación, el aprendizaje y la recreación de juegos populares o de otros
· de actividades acuáticas y natación con el aprovechamiento del medio natural (como ríos y costas marítimas) para el aprendizaje de la cultura corporal relacionada con esos medios
· de actividades de montaña para mejorar la relación de los habitantes con el medio y permitir experiencias educativas que a su vez promocionen los atractivos naturales
· otras
Todo ello sin dejar de lado la clase de Educación Física. Las escuelas primarias también podrían intensificar las propuestas de actividad corporal orientando hacia las escuelas secundarias especializadas.
Creemos que de este modo, se profundizará una estrategia educativa con múltiples posibilidades de inclusión social, de retención escolar, de enriquecimiento cultural. También será un nuevo desafío pedagógico encaminado a mejorar la propuesta pedagógica desde la Educación Física como área curricular.
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