Resumen
En el marco de las reformas implementadas por el peronismo, el deporte y la educación física tuvieron un papel de suma importancia. En este artículo nos interesa rescatar los discursos sobre la práctica deportiva y la educación física en relación a la mujer.
Las fuentes utilizadas son el Plan Analítico de Salud Pública (1947), el Boletín del Día[1] (1950-1955), Circulares y Boletines del Ministerio de Educación[2].
El siguiente trabajo se organiza de la siguiente forma: primero se exponen breves consideraciones sobre la educación física y transmisión de valores sanitarios, luego referimos a las consideraciones de género que emergen del discurso peronista y por último realizamos comentarios finales.
La educación física y la transmisión de valores sanitarios
La enseñanza de la educación física se relacionó con el control sanitario y la transmisión de valores vinculados al cuidado de la salud[3]. Según Cristina Acevedo y Cecilia Pitelli (1997) a partir del Plan Analítico de Salud Pública, diseñado por Ramón Carrillo, se implementó un plan integral para toda la población y cuyos objetivos eran la prevención, profilaxis y asistencia de la salud. Desde los postulados de la medicina social[4] el accionar del gobierno peronista llevó a cabo acciones desde las Direcciones de Ayuda Escolar, la de Higiene y Medicina Escolar y la Dirección de Medicina del Deporte, de Demología sanitaria y la Dirección de medicina preventiva, entre otras. En este sentido, la higiene y medicina escolar, en un contexto político más amplio que buscaba formar los futuros ciudadanos, se abocó a la vigilancia y el cuidado que el Estado dispuso a los niños de esta edad (CARRILLO, 1947: 525-526).
En el año 1949 se creó la Dirección General de Sanidad Escolar. La misma estaba integrada por colaboradores capaces, trabajadores y decididos a poner todo su empeño para mejorar la salud del niño, el único que tiene privilegios entre nosotros y para mejorar su educación como corresponde. A estos colaboradores: médicos clínicos y de las distintas especialidades, odontólogos, profesores de educación física, dietistas, psicólogos visitadoras de higiene, maestros y profesionales auxiliares de la medicina, es a quienes toca cumplir la obra a realizarse; el éxito corresponderá a ellos, mi acción será solo la de un coordinador que dispondrá de labor en forma de dar el mejor cumplimiento a las finalidades perseguidas en los planes del Señor ministro de educación (BOLETIN DE COMUNICACIONES, Nº 23, 1/4/49-554).
Esta dirección tuvo a su cargo la organización del Departamento de Sanidad escolar que abarcaba los jardines de infantes, las escuelas elementales, los colegios secundarios y las universidades. La misión de dicho organismo era: 1) Obtener la salud de educandos y educadores, como base imprescindible para que la enseñanza sea efectiva; 2) hacer la clasificación física y psíquica de los alumnos para que la enseñanza se cumpla de acuerdo con la capacidad de cada uno; 3) Tomar a su cargo la educación de los enfermos, los anormales y minorados físicos y psíquicos (BOLETÍN DE COMUNICACIONES, Nº 26, 12/4/49-685). Para llevar a cabo esta misión, el plan de acción que pretendía cumplir dicho organismo consistía en: 1) Vigilancia y protección del escolar y del maestro, 2) la educación sanitaria, 3) alimentación escolar, 4) educación física y recreación escolar, 5) asistencia médica social, 6) Asistencia odontológica, 7) asistencia del escolar, 8) asistencia médico-pedagógica, 9) estudio y vigilancia del ambiente y trabajo del escolar, 10) capacitación de técnicos que permitan cumplir el plazo trazado (BOLETIN DE COMUNICACIONES Nº 26, 12/4/49-865).
La transmisión de conocimientos relacionados con la alimentación y el aseo personal se complementaban con la educación física y los juegos para cuidar la salud del cuerpo. Entre las orientaciones que se debían tener en cuenta para proyectar los planes de educación física los objetivos perseguidos eran. 1º) Desarrollo armónico de las grandes funciones del organismo humano, 2º) Conservación de la salud por medio de: a) la formación de hábitos de higiene y el amor al agua, al aire libre y a la educación física, b) el conocimiento de la importancia higiénica de la buena postura y la fijación de hábitos posturales correctos. (BOLETÍN DE COMUNICACIONES, Nº 41, 10/6/49:1128). De esta manera la educación física estaba vinculada con la transmisión de valores sanitarios y la incorporación de hábitos de higiene. Por medio de la misma los alumnos debían recibir 1º Hábitos de conducta que ayuden a mantener la salud y prevenir la enfermedad; 2º Habituarlos al aseo: a) al levantarse: aseo y cuidado del cuerpo y del vestido (contralor en la escuela). b) durante el día: en la escuela y en el hogar. c) Durante las comidas: 1) clases de comidas. Cultivo de los buenos modales en la mesa para la formación de hábitos. d) La evacuación. e) El problema higiénico-económico de la alimentación. 3º El descanso. 4º El sueño. 5º Problemas de higiene: a) del hogar, b) de la escuela, y c) de la comunidad (BOLETÍN DE COMUNICACIONES, Nº 41, 10/6/49:1130). También por intermedio de la educación física los educandos obtendrían Asistencia médica y social. Vacunación, asistencia odontológica, catastro radiográfico, examen médico periódico, fichas físicas, estudios estadísticos, educación de los padres, problemas del hogar, problemas de conducta (BOLETÍN DE COMUNICACIONES, Nº 41, 10/6/49:1131).
Podríamos argumentar que la escuela fue utilizada como un mecanismo de regulación, control y disciplinamiento de niños y jóvenes a partir del control de su salud y su cuerpo. La vigilancia y el control de prácticas disciplinantes como la educación física permitió una homogeneización y dominio de los cuerpos de los escolares. Homogeneizar en el sentido de agrupar cuerpos sanos por un lado y enfermos por el otro, y dominio en el sentido de corregir y encauzar. Ello era posible gracias a la gimnasia y la educación física supervisada por la medicina (ACEVEDO, 1997:185)[5].
Diferenciación genérica a partir de la realización de ejercicios físicos
Siguiendo los planteos de Scharagrodsky (2001) si aceptamos que los varones y las mujeres no son reflejo de una realidad natural, sino el resultado de una producción histórica y cultural y que los procesos educativos no han sido ajenos a la configuración de dos modalidades de acciones educativas diferenciales por género; una de las preguntas que surge es qué impacto ha tenido ello en el campo de la educación física. En cualquier disciplina escolar, incluida la educación física, no podemos obviar como se construyen ciertas prácticas, ciertos saberes y ciertos discursos. Por lo tanto, es legítimo reconstruir la historia de la educación física desde la perspectiva abierta por la teoría del género.
Pablo Scharagrodsky (2002) examina las obras de Romero Brest[6] y a partir de estas argumenta que la institucionalización de los ejercicios físicos escolares en Argentina a fines del siglo XIX, abrió todo un campo de saber a partir del cual tanto pedagogos como médicos e higienistas contribuyeron a modelar un determinado orden corporal infantil[7]. Se remite al período comprendido entre 1900 y 1940, demostrando como las ejercitaciones físicas tuvieron relevancia en la construcción de cierta feminidad y masculinidad. Su trabajo nos permite rescatar la construcción de una matriz histórica que se instaura a fines del siglo XIX y principios del XX perdurando, desde nuestro punto de vista, durante el peronismo.
Entre los problemas que debían considerarse en el juego, la gimnasia, en la iniciación de los deportes y en las pequeñas pruebas atléticas: 1º deben dosificarse de acuerdo con el desarrollo biológico y psíquico del niño y el adolescente; 2º de acuerdo a la edad (...); 4º de acuerdo con el sexo: a) en los grados inferiores: mixtos. b) en los grados superiores: para niñas y varones separadamente (BOLETÍN DE COMUNICACIONES, Nº 41, 10/6/19:1131). De esta manera, se diferenciaba según la conformación biológica y el sexo estableciendo una serie de actividades que podían realizar los niños y otras que podían realizar las niñas. La separación por sexos se producía entre los 10 y 12 años, momento a partir del cual las niñas eran instruidas en educación rítmica. Entre los 13 a 14-15 años las niñas realizarían educación rítmica. Rondas populares, folklóricas. Danzas populares, folklóricas. Ejercicios rítmicos. Gimnasia cada vez más analítica según se va avanzando en la edad y en la formación física. Ejercicios correctivos pedagógicos (BOLETÍN DE COMUNICACIONES, Nº 41, 10/6/19:1133). En la misma etapa etaria los varones podían realizar gimnasia de movimientos más analíticos; pasar gradualmente a gimnasia localizada y gimnasia de aplicación (BOLETÍN DE COMUNICACIONES, Nº 41, 10/6/19:1131). Era común a ambos sexos la práctica de juegos, juegos predeportivos, iniciación en los deportes, además los varones pueden intervenir en las danzas cuando sea oportuno (BOLETÍN DE COMUNICACIONES, Nº 41, 10/6/19:1133). Esta última apreciación nos hace suponer que era oportuno que los varones realizaran danzas cuando no se viera ridiculizada o afectada su masculinidad.
Se pensaba que las condiciones psicofísicas eran diferentes en el hombre y la mujer por lo tanto debían realizar distintas actividades deportivas. El Plan Analítico de Salud Pública especificaba que “se eliminará a la mujer de toda actividad atlética y, en cuanto al deporte, practicará aquellos que estén dentro de su femeneidad y posibilidades físicas” (CARRILLO 1947: 715). La eliminación de la mujer de las actividades atléticas tenía como contrapartida un discurso que ratificaba el cultivo del atletismo “porque comprende actividades que son instintivas en el hombre” (CARRILLO, 1947:730). Además se recomendaba que en colegios y escuelas las niñas debían realizar actividades físicas cuidando que el plan de educación a seguir sea “adecuado al tipo somático, el ritmo, así como los ejercicios respiratorios les beneficiarían grandemente cuidando su estructuración ósea ligamentosa, apartándose de todo esfuerzo dinámico y de resistencia” (CARRILLO, 1947:728).
Este discurso se atenúa ya que a partir de las orientaciones recomendadas para elaborar los programas de educación física entre los deportes que podían realizar las niñas se encuentra el atletismo, por su puesto que sólo estaban en condiciones de practicar algunas pruebas atléticas: carreras cortas, saltos y lanzamientos (de pelota); todo esto con cierto cuidado y bien controlado (BOLETIN DE COMUNICACIONES, Nº 41, 10/6/49:1134) mientras que los varones no tenían impedimento para realizar todas las prácticas atléticas.
En las escuelas normales cuya matrícula era femenina, y con orientación al magisterio, se aconsejaba “la iniciación de prácticas pedagógicas en educación física y los ejercicios adecuados a su femeneidad con los conocimientos teóricos y técnicos de juegos recreativos” (CARRILLO, 1947:728). Asimismo el Plan Analítico hace referencia a la educación física a implementarse en las universidades, marcando en este sentido también la diferencia entre prácticas propicias para hombres y para mujeres. Los primeros podían realizar atletismo, saltos (en largo, en alto, con garrocha), lanzamientos (de bala, martillo, jabalina), pentatlón, decatlón, box, lucha, pesas, rugby, básquet-ball, volley-ball. La educación física para mujeres debía estar fundada en principios como los siguientes: “educación de la función respiratoria y desarrollo de los músculos abdominales y pélvicos; (...) los movimientos deberán ser mas bien suaves de relajamiento; los localizados no deben ser mayores en intensidad. La clase común comprenderá: marchas, saltos, pasos de baile, ejercicios de equilibrio, ejercicios abdominales, ejercicios respiratorios” (CARRILLO, 1947:730-731). Entre los deportes apropiados para las mujeres se recomendaba: tenis, natación, pelota al cesto, golf, equitación, las danzas y el canto (siendo de preferencia las folklóricas argentinas).
Respecto de los planes de educación física estos buscaban un equilibrio entre la gimnasia correctiva, formativa y la rítmica con los juegos y los deportes y demás actividades complementarias dándole primordial importancia a la recreación. La gimnasia formativa incluía los ejercicios correctivos, que se aplicarán en todos los bimestres, puesto que los mismos son de capital importancia en los adolescentes (Circular Nº 80 - BOLETÍN DE COMUNICACIONES, 20/5/1949:1062). La gimnasia rítmica por su parte comprendía la enseñanza de pasos de baile. Además se enseñarían juegos de atención, combate, destreza. Se incluían deportes como medio recreativo y complementario del trabajo. Los deportes que se practicarían por las mujeres: deck-tenis, pelota al cesto, volley-ball y soft-ball. Además se incorporaba la natación y las excursiones y recreación.
Si analizamos la distribución horaria de las actividades dentro de la clase, la mayor carga horaria era para la gimnasia formativa, correctiva, rítmica y la recreación. Los deportes y el atletismo tenían una carga horaria (10 a 15 minutos) insignificante si la comparamos con las anteriores (20 o más minutos que se complementaban con juegos). En este sentido los planteos de Scharagrodsky para el período previo son viables para comprender el período peronista.
La educación física y la práctica deportiva en las escuelas pusieron en evidencia presupuestos de la cultura de género. Presupuestos que haciendo eco de la polaridad hombre-mujer estructuraron dos campos semánticos: el de la competencia deportiva (rudeza-choque-ruido) al ser de los chicos y el de la escenificación estética (flexibilidad-gracia-armonia) al ser de las chicas, distribuyéndoles en una escala de deportes cuyos extremos serían el fútbol y la gimnasia rítmica. Las prácticas consideradas dentro de la femeneidad eran aquellas que no implicaran esfuerzo físico o de resistencia. La realización de estas últimas podría influir en la capacidad reproductora de las mujeres[8].
La educación física femenina desde su implementación estuvo avalada con el fin de garantizar la salud y el bienestar de las generaciones futuras. Las características de las actividades que podían realizar debían respetar ciertos ideales que definían a la feminidad: el decoro, el pudor, la gracia, el recato, la delicadeza, la elegancia en los movimientos[9].
Siguiendo el trabajo de Scharagrodsky creemos que los discursos analizados representan una continuidad con el período anterior. Las relaciones sociales de género se presentan en todos los ámbitos de la vida[10] actuando como imperativos en el ordenamiento de las relaciones sociales mediante un discurso social. Este discurso se sustenta en la existencia de los sexos y normatiza que los cuerpos considerados como masculinos y femeninos, actúen con los códigos sociales y culturales asignados respectivamente. Para que las relaciones sociales se modifiquen o nazca una nueva, se requiere un discurso que le confiera realidad objetiva (objetivación) y que la ancle en una red de significados (anclaje), de forma tal que la innovación no sólo sea integrada sino que también se articule alrededor de un núcleo figurativo (ARAYA UMAÑA, 2001: 192). En este sentido, estos discursos configuraron determinados estereotipos de hombre y mujer a partir de las prácticas deportivas a realizar por cada uno.
Comentarios finales
El proyecto peronista buscaba formar cuerpos sanos, disciplinados, adiestrados en hábitos de higiene y con conductas enmarcadas en la moralidad. La educación física, la alimentación, la higiene, el control médico periódico contribuyeron a la salud corporal. A partir de los saberes médicos la escuela controlaba y vigilaba la población (necesaria para la producción y reproducción social). De esta manera la práctica deportiva, y particularmente la educación física en las escuelas, constituyó uno de los ejes centrales de la política sanitaria peronista.
La diferenciación genérica, respecto de la educación física, mantuvo estereotipos femeninos y masculinos instrumentados en la escuela Argentina a principios del siglo XX, naturalizando formas de actuar y ser de mujeres y hombres. Así, el peronismo contribuyó a la construcción sexual genérica respecto de los cuerpos. La práctica deportiva en el ámbito escolar no fue homogeneizadora debido a que estaba atravesada o condicionada por construcciones genéricas que sustentaba el Estado peronista.
Bibliografía
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ACEVEDO, C., PITTELLI, C. (1997) “La Libreta Sanitaria o el Pudor de las Niñas”, en Cucuzza, H., (Director), Estudios de Historia de la Educación Durante el Primer Peronismo, Ed. Los Libros del Riel, Bs. As.
ARAYA UMAÑA, S. (2001) “Cambian los discursos: ¿Cambios en las prácticas?” En La Ventana, Revista de Estudios de Género. Universidad de Guadalajara, México.
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CUCUZZA, H. R. (dirección)(1997) Estudios de la historia de la educación durante el primer peronismo. 1943-1945. Editorial los libros del riel, Buenos Aires.
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LLUCH, A., RODRÍGUEZ, A. (2000) “Maestras y “educación para la salud”. Redefiniciones de la práctica docente desde la política oficial” en Di Liscia, M., Folco, M., Lluch, A., Morales, M., Rodríguez, A., Zink, M. (2000) Mujeres, maternidad y peronismo. FEP (Fondo Editorial Pampeano), Santa Rosa-La Pampa, Argentina.
RAMOS, F. I. (2000) “Cuerpo y encierro en la Argentina de principios del siglo XX” en Travesías Nº 9, Documentos del CECYM, Buenos Aires.
SCHARAGRODSKY, P. (2002) “Educación Física y Género: pasado y presente” en Boletín Lugar por la Educación Argentina Nº 26, Buenos Aires.
SCHARAGRODSKY, P. (2002) El padre de la educación física Argentina: fabricando una política corporal generizada (1900-1940). Inédito
VIGARELLO, G. (1991) “El adiestramiento del cuerpo desde la edad de la caballería hasta la urbanidad cortesana” en FEHER, M.; NADDAFF, R.; TAZI, N.(Edit.) (1991) Fragmentos para una Historia del cuerpo humano. 3 volúmenes, Taurus, Madrid. Vol 2.
Notas:
[1] B.D: Boletín del Día, MSPN:Ministerio de Salud Pública de la Nación.
[2] El Boletín del Día es una publicación diaria editada por el Ministerio de Salud Pública de la Nación, cuyo objetivo era dar a conocer aquellos temas relacionados con salud pública, así como también las actividades llevadas a cabo por dicho Ministerio.
Respecto del Plan Analítico de Salud Pública (1947) de Carrillo, se hace hincapié en el capítulo XII del mismo, referente a Medicina del Deporte. Este escrito, editado en tres tomos, sigue las líneas del plan de gobierno proyectadas en el Primer Plan Quinquenal. Los tomos están ordenados por capítulos que hacen referencia a diferentes temas, y se percibe una organización interna que presenta primero una información general y estadística sobre el tema, luego las medidas adoptadas antes del peronismo y por último las que adoptará el Estado peronista y los objetivos o fines perseguidos a partir de la implementación de las mencionadas medidas.
El Boletín de comunicaciones (1949-1955) era enviado a las diferentes escuelas a fin de comunicar el accionar del Ministerio de Educación de la Nación. En él podemos encontrar circulares, resoluciones, disposiciones y diversos tipos de informaciones, como traslados y nombramiento del personal, dictado de cursos, congresos, decretos del Poder Ejecutivo relacionados con educación, actividades culturales de interés docente, etc.
[3] El proyecto peronista concibió la escuela como el ámbito mas apropiado para controlar la sanidad y transmitir los valores vinculados al cuidado de la salud, no sólo a los alumnos sino también -y a través de ellos- a la familia. La ley Nº 13.039 declaró obligatoria la enseñanza y difusión de los principios de higiene en todos los medios del país y especificó que el Ministerio de Salud Pública debía ser el responsable de su cumplimiento, por lo cual la escuela, de ninguna manera podía quedar excluida en este proceso (LLUCH Y RODRÍGUEZ, 2000:63).
[4] Es importante destacar que la concepción de la medicina sostenida por el gobierno peronista era entendida a partir de la división en tres ramas: medicina asistencial, medicina sanitaria, y medicina social. Nos interesa destacar que la medicina social tenía por objetivos organizar la lucha contra los factores indirectos de la enfermedad y mortalidad, luchar contra las consecuencias de las enfermedades crónicas invalidizantes, asegurar la prolongación de la vida útil del hombre.
[5] Esta vigilancia, este control que la medicina ejerce sobre el ámbito escolar ya había permitido, prácticamente desde comienzos de siglo, la función de clasificación de la población escolar infantil (ACEVEDO 1997:187).
[6] El Sistema Argentino de Educación Física fue creado por Enrique Romero Brest a principios de siglo XX y tuvo vigencia hasta fines de la década del '30. La combinación de “ejercicios sin aparatos y juegos, en los grados superiores y juegos distribuidos y aplicados con un criterio fisiológico en los grados inferiores sentaron las bases de la gimnasia metodizada”.
[7] Según Georges Vigarello (1991:168) La primera infancia se considera la época ideal para corregir la postura. Durante ese período parecen fijarse las formas del cuerpo. La debilidad de esta edad sugiere la imagen de un cuerpo maleable que se puede someter a cualquier corrección, a cualquier ajuste.
[8] Es importante destacar, que no es posible indagar sobre la producción de la mujer sólo a partir de los discursos médicos, pues ellos son unos más entre los tantos discursos (jurídicos, religiosos, literarios, etc.) que al articularse con prácticas concretas constituyeron a la “mujer” como tal. Cada una de las mujeres de esa época, es decir a principios del siglo XX, fue el resultado de un complejo entramado social que la condicionaba, mejor dicho la fabricaba, en su forma de actuar, pensar, sentir y creer. Dichos discursos definían esencialmente a la mujer en relación con la familia, a pesar de las discontinuidades existentes dentro de los mismos. Las características “naturales” que les eran asignadas a las mujeres del período, hacían que el rol de ellas fuera el reproductivo, un rol tan fundamental que llegó a identificarse con la condición femenina misma y al cual debía subordinarse toda otra actividad (RAMOS, 2000:119).
[9] Para Scharagrodsky (2002) fin de la educación física en la mujer era la maternidad adecuando y adaptando los juegos al “sexo débil”. La masculinidad también fue configurada a partir de la educación física, pero en este caso la paternidad no era el fin de la misma. Se buscaba que los varones movilizaran la mayor masa muscular a fin de lograr brazos fuertes y disciplinados necesarios para el moderno Estado.
[10] Para casi todas las personas las relaciones entre poder y dominación que más directamente les afectan son aquéllas que son características de los contextos sociales en los que vive su vida diaria: el hogar, el lugar de trabajo, el grupo de iguales, el aula. En estos contextos, las personas pasan la mayor parte del tiempo actuando e interactuando, hablando y escuchando y creando y recreando las representaciones sociales.
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