lunes, 7 de mayo de 2007

¿Por qué sostenemos la investigación en la Educación Física y en los institutos formadores?

Resumen
La investigación es una actividad destinada a la producción de conocimientos válidos sobre algún campo de actuación o sobre algún recorte de la realidad. El presente artículo pretende abordar algunas reflexiones sobre el campo de actuación que llamamos Educación Física considerándolo en la perspectiva de la producción y la validación del conocimiento. Las preguntas ordenadoras de esta reflexión serán: ¿por qué?, ¿para qué? y ¿cómo investigar?; ¿cómo se forman los investigadores?

Sobre la investigación
¿Por qué la investigación en este campo?, ¿para qué?
¿Por qué? No debe ser por obediencia a mandatos externos, a designios de una oficina política o económica. Debería formar parte de una serie de decisiones que ayudan a multiplicar las estrategias para mejorar la vida de nuestro pueblo. También por crecimiento y maduración profesional y porque se están formando quienes pueden orientar la producción de conocimiento hacia la transformación de la Educación Física en una herramienta más eficaz. ¿Para qué? Es necesario explicitar los proyectos políticos por los que se transita en la investigación: ¿hacia dónde se intenta ir?; ¿qué escuela, qué joven, qué salud, qué proyecto de nación? La investigación se inscribe en el presente que construye futuro. Para la Educación Física se trata de una actividad que en la Argentina tiene un gran atraso y se presenta como un campo problemático y de escasa legitimidad. Es común encontrar entre los colegas una mirada escéptica o lejana. Como consecuencia de ello, se actúa en las prácticas con ideas prestadas de otros.
Investigar es establecer una forma particular de diálogo con la realidad en la que tanto el sujeto investigador como la realidad están imbricados. Ambos, el investigador y la realidad abordada, se modifican en el proceso de diálogo. La intervención profesional denominada Educación Física forma parte de la realidad social. A través de su actividad, el investigador busca conocer la realidad social, pero, ¿qué es la realidad social sino un complejo conformado básicamente por lo que los sujetos realizan? Es decir, las prácticas sociales. Conocer la realidad social es conocer las prácticas sociales conformándolas como objeto de conocimiento. No se trata sólo de una adecuada recepción de informaciones parciales sobre cierto mundo externo al sujeto, sino que en la actividad de conocer está realizando una práctica que a su vez está conformando la realidad social. Indagando algo llamado Educación Física, se le está otorgando entidad. La investigación es un diálogo cuestionador, interrogativo y aunque no se encuentren las respuestas, se transita un camino que articula y establece sentidos más profundos a la realidad. La investigación podría ayudar a encontrarle a la Educación Física, nuevos sentidos, nuevos problemas, nuevos destinos.

La investigación y la Educación Física
Podría considerarse a la Educación Física como una actividad, una ocupación, una disciplina o un conjunto de prácticas que tienen como sentido general seleccionar las prácticas corporales y motrices, tematizarlas y transformarlas en el objeto de una acción pedagógica. Tematizar las prácticas significa no solamente utilizarlas con un sentido funcional sino transformarlas en un objeto de conocimiento que es a la vez objeto de enseñanza por parte del docente o profesional que interviene y de apropiación por parte de los sujetos que participan como aprendientes. El de la Educación Física es, entonces, un trabajo que consiste en un tipo de intervención profesional, diferente a la investigación, ya que ésta última se trata de una actividad destinada a la producción de nuevos conocimientos, separadamente de su utilización.
Pero, si puede recortarse un conjunto de prácticas también existen ideas que esas prácticas ponen en acción y protagonistas que interactúan mediatizados por ellas. La investigación es la actividad que problematiza a las prácticas, a sus protagonistas y a las ideas que circulan entre ellos.
Las prácticas de intervención que dan sentido de existencia a la Educación Física se desarrollan en marcos institucionales que le dan continuidad, encuadre y direccionalidad política y pedagógica. Están legitimadas por una rica y antigua historia, por valores culturales que estimulan la práctica de actividades físicas, por una infraestructura destinada a ello, por medios de comunicación, por su mención en leyes de diverso tipo[1], por la existencia de instituciones formadoras y otras enraizadas en la cultura donde se desarrollan[2]. El hecho de estar legitimadas, no exime a las prácticas de conflictos y disputas diversas. Poner estos conflictos en revisión, estudiando sus causas y consecuencias y estableciendo líneas de mejoramiento, requiere de la investigación.
El conjunto de conocimientos con el que cuentan los profesores constituye un cuerpo variado y amplio de ideas, creencias, teorías, discursos. Posee contornos menos definidos. Las prácticas son visibles, en cambio no tanto los marcos referenciales, ideas y creencias sobre las que se sostienen y que han sido elaboradas ya sea empíricamente a partir de las mismas prácticas, de prescripciones o recetas provenientes de otras disciplinas o de mandatos sociales no siempre expresados en palabras pero asentados en tradiciones. La revisión de este conjunto polimorfo de creencias profesionales es una tarea no siempre bien recibida en los conjuntos de profesores, que muchas veces prefieren considerar al saber propio como algo establecido para siempre, para no tener que dudar del valor de la propia tarea. La investigación es el instrumento para poner en cuestión las prácticas y sus ideas.

Los problemas del sujeto de la investigación o de la falta de tal sujeto
La Educación Física en la Argentina necesita de la producción de nuevos sujetos. En este caso, los protagonistas de las prácticas investigativas. ¿Cómo es el sujeto que investiga?
Podría afirmarse que es una persona sensible frente a los problemas que atraviesan sus prácticas, que polemiza y defiende ideas, que se preocupa por el origen de las afirmaciones que circulan; es lector, gustoso de participar, si pudiera, en grupos de estudio; que se acerca a las instituciones formadoras reclamando que estas cumplan sus funciones de capacitación y, finalmente, que se anima a escribir y publicar, es decir, asumirse como autor.
Este sujeto se constituye como tal en la medida en que es capaz de configurar la realidad como objeto bajo sospecha, que reconoce lo real como sometido a múltiples determinaciones y puede verse a sí mismo como un partícipe necesario en esa realidad, como componente del problema o como factor de su resolución, o ambos.
El docente puede estar bien preparado para la tarea de enseñanza. Para ello es necesario estar formado en competencias adecuadas para enseñar y buena información en materia de:
· ideas técnicas, que refieren a los procedimientos para actuar
· ideas ético políticas, que refieren a las opciones que orientan los tipos de intervención
· ideas sociohistóricas, que informan acerca de los procesos, causas y consecuencias trascendentes de las prácticas
Todas ellas en búsqueda de una coherencia entre sí y de cara a la tarea de la enseñanza. Por lo común estas ideas funcionan como "cosa aprendida", como conocimientos tomados de otros, ya sean profesores o libros. Se trabaja con conocimientos de segunda mano, citados de otras fuentes.
El interés por la investigación va de la mano con cierta insatisfacción frente a este tipo de conocimientos, insatisfacción que se resuelve con el aporte de un saber personal, el resultado de una búsqueda propia. A un buen conjunto de conocimientos y argumentos disponibles, el interés investigador intenta agregarle la construcción de un patrimonio intelectual propio. Propio no quiere significar que tenga que ser individual o solitario, es la afirmación personal de formar parte en la producción de conocimientos. Producir conocimientos es participar en una actividad generativa, es la búsqueda orientada a la comprensión de lo que ocurre, la resolución de las tensiones producidas entre la práctica y las creencias, entre la sospecha y lo real, es la resolución de los problemas que provoca la tensión entre el saber y el no saber. Para ello se diseñan y ejecutan situaciones y experiencias que hacen pasar por el propio cuerpo la elaboración de los conocimientos. Se realizan una serie de operaciones que intermedian entre una "cosa aprendida" y una "cosa sabida". Para producir un conocimiento se hace necesario poner el cuerpo y ser atravesado por este complejo proceso de problematización y resolución.
El objeto de la duda puede estar localizado en diferentes niveles de definición teórica, considerando que las teorías tienen niveles más o menos articulados de inclusividad y generalidad. Puede estar también referido a aspectos singulares de las prácticas, ligados a la experiencia personal o a cuestiones generalizables a conjuntos más amplios de situaciones y protagonistas. La verdadera comprensión se corresponde con visiones que pueden ver lo particular sin perder de vista lo general o por el contrario, la visualización de problemáticas generales que se localizan y se expresan en casos particulares. La novedad se produce en un nivel de la teoría, que tendrá que encontrar nuevas articulaciones con los otros niveles. Desde la investigación–acción hasta la “investigación básica” transcurre un enorme abanico de posibilidades de producción de conocimientos. Será eficaz el conocimiento producido cuando puede dar respuestas a los problemas suscitados, cuando puede responder a la sospecha formulada. La validez en cambio, es un tema en elaboración permanente, que se construye en forma colectiva y que tiene respuestas tanto epistemológicas como políticas. El sujeto investigador no necesariamente es quien produce un saber con formato académico, también lo es el docente que se pregunta, duda, se pone a prueba a sí mismo y su práctica. Es necesario contar con sujetos que se den permiso para la duda, que tengan deseos de pasar por la experiencia corporal de generar un saber que articula empiria con teoría, sujetos que eleven su ansiedad ante la posibilidad de contar con conocimientos de primera mano, se animen a asumirse como autores y se formen para ello.

La formación
Claro que una cantidad de preguntas emergen casi solas: ¿Qué se necesita para conformar tal sujeto?, ¿qué se ha hecho para que aún no aparezca? ¿Quién es el encargado de producirlo?
A- Seguramente, las problemáticas que pasan por el cuerpo no han sido de interés para el mundo académico de lo social y humanístico. Primera propuesta: desarrollar esa academia de Educación Física o corriente de docentes investigadores y que aparezcan allí los instrumentos para hacer confluir las voluntades aún dispersas. Pero no debe ser una organización elitista sino que se proponga la formación de este sujeto investigador en un marco de instituciones.
B- Probablemente los mandatos silenciosos de los dispositivos disciplinarios modernos, de donde provienen la gimnasia y el deporte y la propia escuela, resistan a ser desnaturalizados pues aún forman parte de los mecanismos más íntimos de reproducción de poder. Y seguramente, las instituciones formativas en Educación Física participan en una estructuración y distribución del poder académico que establece que el buen conocimiento se elabora en las universidades, manteniendo la formación docente en un plano únicamente reproductivo, con el agravante de contar con tradiciones de formación que instruyen acerca de un cuerpo que es sólo objeto pasivo de un hacer y de un saber. La Educación Física en la Argentina está viva en el Nivel Superior no Universitario.
C- El Estado debería intervenir orientando a través de sus instituciones la capacitación, la asignación de recursos, el estímulo a las publicaciones, definiendo políticas que se discutan mediante canales participativos.
D- Desde las instituciones de formación, se debe tender a la elaboración de políticas de investigación que orienten a la promoción de grupos académicos que puedan orientarse a la construcción de un camino de crítica social por medio de la investigación. Lo mismo, sería de gran ayuda que las instituciones de formación pudieran lograr un cambio en sus tradiciones curriculares, centradas en una relación estática y consumista con el conocimiento, diseñando estrategias que colaboren en este camino de producir sujetos que cuestionen los saberes consagrados y se configuren a sí mismos como capaces de modificarlos o al menos intentar corroborarlos.

[1] Por ejemplo, la Ley Federal de Educación es explícita y mucho tiempo antes, la Ley 1420 de Educación Común (1884), ya incluía la práctica de actividades físicas en las escuelas.
[2] Como los clubes, gimnasios y otras

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