lunes, 7 de mayo de 2007

Las competencias deportivas en el Tercer Ciclo de la EGB:

Introducción
Cuando se habla de deporte escolar, a la mayoría de los docentes nos da la impresión de algo positivo, bueno y favorable. No es que no sea así, sino que olvidamos, a veces, otros aspectos que no son tan positivos para los niños o adolescentes y que queremos empezar a analizar de manera crítica en este artículo.
Me parece oportuno aclarar dos cuestiones que se presentan con relación al tratamiento del deporte en la escuela: la concepción del deporte como un contenido a enseñar por los docentes, incluido dentro del proceso didáctico y de los diseños curriculares, por un lado; y las competencias deportivas incorporadas a las escuelas a través de diferentes programas (deporte colegial, juegos deportivos pampeanos, juegos nacionales evita, entre otros), por el otro. La enseñanza del deporte en la escuela aparece legitimada a través de los distintos diseños y materiales curriculares, mientras que para la segunda (las competencias), el proceso de legitimación está en disputa[1] y merece ser debatido.
Parto de algunas preocupaciones: el bajo nivel de participación de alumnas/os que se ha registrado en las Competencias Deportivas Sub 14 durante el año 2005 en toda la Zona Norte: de 3221 niñas/os en condiciones de participar sólo lo hicieron 943[2]; los criterios deportivos que se han adoptado para desarrollar las competencias, centrados en el rendimiento deportivo y el proceso de legitimación de las competencias deportivas en el contexto escolar. El análisis que se propone tiene como objetivo abordar en el marco de la cultura escolar el desarrollo de las competencias deportivas, apelando para ello a dos ejes: las competencias deportivas y el curriculum y el impacto que produce la opción por una corriente deportivista.

Educación Física, curriculum y competencias deportivas
Si bien el lugar de las denominadas “áreas especiales” en la escuela, donde se encuentra Educación Física, ha sido históricamente compensatorio o auxiliar, en los documentos curriculares que acompañaron a la Ley Federal de Educación, se le otorga a la Educación Física un espacio pedagógico. Uno de los contenidos que adquiere importancia es el deporte al cual los Contenidos Básicos Comunes dedican un bloque. En la síntesis explicativa, se toman los deportes como formas particulares de los juegos motores en cuanto que facilita: la comprensión, aceptación y respeto de las reglas; el sentimiento de pertenencia grupal; la cooperación y la oposición; la comunicación y contra comunicación motriz; tolerancia y serenidad frente a la victoria y la derrota; afán de superación individual y grupal; del hábito de esforzarse para conseguir resultados lícitos; autonomía personal; la capacidad de análisis y respuesta a situaciones; un sentido crítico sobre las acciones y resultados; la capacidad táctica y estratégica; la habilidad y destreza, entre otras (MCYE. CBC. 1995:331). También se advierte en el documento curricular algunos riesgos a tener en cuenta, como por ejemplo: “la principal virtud educativa del deporte reside en su carácter de juego y en las exigencias que plantea a la capacidad de adaptarse a situaciones cambiantes y nuevas. Si se impide su vivencia y percepción como totalidad dinámica, en cuyo contexto, y solo en cuyo contexto, puede constituirse la inteligencia del juego, si se lo reduce a sus aspectos técnicos, el deporte pierde tanto su potencia pedagógica cuanto su interés para alumnas y las alumnos” (MCYE CBC: 1995:312)
Analicemos a continuación los materiales curriculares provinciales, en este caso, para el Tercer Ciclo de la EGB (1997)[a] donde se expresan las siguientes expectativas de logro con respecto al deporte: disponer de una inteligencia táctica estratégica y dominio técnico que permita el desempeño en practicas lúdico/deportivas; programar, gestionar y ejecutar individual y colectivamente actividades y trabajos relacionados con las prácticas corporales, lúdico/deportivas, y de vida en la naturaleza; actuar con autonomía y responsabilidad en la práctica de actividades corporales, lúdico/deportivas, gimnásticas y de vida en la naturaleza.
En ambos materiales curriculares no se hace mención a las competencias deportivas, por lo tanto me surgen los siguientes interrogantes:
· si concebimos los deportes como un contenido a enseñar por la Educación Física dentro de un marco curricular que prescribe su enseñanza en diferentes niveles de concreción curricular y siendo las competencias deportivas parte de ese contenido, ¿ las competencias deportivas no deberían encuadrarse dentro de los objetivos curriculares esperables para el Deporte en la Escuela?;
· si cuando se enseña deporte en la Escuela, se tiene en cuenta que el modelo didáctico debe incluir a la totalidad de los integrantes del grupo, tengan o no experiencias deportivas previas ¿por qué al momento de participar de las competencias deportivas no se adopta el mismo criterio y se observa la baja participación de alumna/os?
· si la enseñanza del deporte en la escuela esta a cargo de profesores de educación física ¿no debería ocurrir lo mismo con las competencias deportivas educativas? (en este sentido hago referencia especifica al nivel polimodal)

El deporte y la competencia en las Escuela
Las tensiones por incorporar el deporte a las escuelas, y por ende, también la competencia, ha sido históricamente un tema de debate. Tinning. R (1996) señala la existencia de dos discursos en torno a la práctica del movimiento humano: el de la participación y el del rendimiento. El discurso de la participación habla de inclusión, igualdad, asistencia, cooperación y organiza y fundamenta las prácticas orientadas a fomentar y lograr la incorporación de los destinatarios a la cultura del movimiento. El discurso del rendimiento habla de esfuerzo, superación, victoria; gira en torno a selección, el entrenamiento, la exclusión, la supervivencia del más fuerte. La orientación de las prácticas derivadas de esta perspectiva coincide en gran medida con las características del deporte moderno.
Siguiendo a Tinning el deporte en la clase de educación física estaría organizado por el discurso de la participación, en contraposición al récord, la victoria, la selectividad y la meritocracia. En este sentido, la competencia se tornaría herramienta estrictamente educativa en función de la finalidad y objetivos a los que está orientada.
La inclusión de la educación física como espacio curricular está sujeta a una serie de normas curriculares que prescriben y orientan nuestras prácticas. Lo que está en cuestión es la pertinencia y relación pedagógica y curricular entre las competencias deportivas y el modelo didáctico de la educación física, es decir, con qué finalidades, criterios y metodologías se desarrollan las citadas competencias.
¿Como podríamos pensar esta relación?: generando un espacio de debate en los Establecimientos Educativos partiendo del diagnostico de la escasa participación de alumna/os. No deberían quedar afuera algunos aspectos como: la finalidad que debe perseguir la competencia deportiva en la escuela y en el curriculum; el tipo de competencia deportiva que se debe incluir en las escuelas, la prevalencia de modelos de competencia deportiva participativa o de rendimiento; la inclusión de las competencias deportivas dentro del proceso didáctico anual.

Al iniciar este articulo las preguntas fueron las siguientes: ¿las competencias deportivas deberían o no encuadrarse dentro de los objetivos curriculares esperables para un abordaje educativo de los deportes en la escuela?; y ¿a qué se debe la escasa participación de alumna/os en las competencias deportivas?
Ambos interrogantes quedan planteados. Este artículo pretende ser un puntapié inicial para la discusión. Mientras tanto, dejo algunas reflexiones:
- Los deportes son contenidos tenidos en cuenta en el curriculum para su enseñanza, no así las competencias deportivas. En este sentido, es pertinente, que éstas últimas, para que adquieran legitimidad escolar y curricular, sean lo suficientemente debatidas y posteriormente incorporadas al curriculum formal de educación física, explicitados a través de objetivos, conceptos, procedimientos y actitudes.
· La mayoría de los programas deportivos competitivos que se desarrollan en la provincia, aparecen diseñados desde la lógica del deporte de rendimiento (eficacia, meritocracia, selección, entrenamiento). Los objetivos del deporte rendimiento no coinciden con los objetivos y expectativas de logro que persigue la educación física en la escuela.
· La toma de decisiones acerca de cómo implementar las competencias deportivas escolares son tomadas en organismos conjuntos (direcciones de deporte, subsecretarias de educación, coordinaciones de educación física) y los programas deportivos llegan ya “formateados” a las Escuelas.
· Si se desarrollan competencias deportivas en la escuela. ¿podríamos pensar la incorporación del deporte y la competencia deportiva dentro del modelo didáctico anual, y qué esta competencia sea una instancia más dentro del proceso didáctico donde participe todo el grupo clase?
· Si se trata de actividades educativas, todo el pro0xceso incluyendo las competencias debería ser conducido por los profesores de Educación Física de las escuelas.

[1] Ver La Pampa en movimiento Nº 2 (Otoño 2006 ), “El deporte escolar, una oportunidad”, de Rodolfo Rozengardt
[2] Ver en el mismo número de La Pampa en movimiento, “Investigación de la participación en los interescolares subcatorce de la Zona Norte de la Provincia de La Pampa en el año 2005”, de Stella M. González y Fabio Krivzov.
[a] Este documento curricular fue aprobado por el Consejo Federal de Cultura y Educación, el Marco General de los Diseños Curriculares de los Distintos Niveles, Regímenes y Modalidades del Sistema Educativo Pampeano, y los aportes de la reforma instalada por el Proyecto de Cambio de Enseñanza Media.

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